La naturaleza, como obra de Dios, es sublime. En este proyecto, quiero plasmar mi percepción del espíritu de la naturaleza. Mi deseo es que quien contemple mi imagen logre sentir esa esencia, que descubra la presencia viva de la naturaleza y su misterio.

Quiero exaltar lo que experimento al estar en contacto con ella, compartir el esplendor que percibo, la maravilla de la luz y su influencia sobre el paisaje. Sé que uno de los mayores problemas de la humanidad es el cambio climático y que la acción del hombre está deteriorando nuestro entorno. ¿Seguiremos destruyéndolo, o encontraremos el camino para protegerlo?

Me conmueven las pequeñas cosas que hacen especial cada día. Por eso, los términos que definen mi trabajo son fundamentales. El ciclo natural implica crecimiento y esplendor, pero también decadencia. Aceptar esta realidad con serenidad es aprender a encontrar belleza en las imperfecciones de la vida.

Descubrir la esencia de la naturaleza al representarla: a observar su drama, a percibir la energía que nos rodea y a reflejar el mundo sublime que se revela en su existencia.

Del Canto II del Paraíso